Cómo consolidar la cultura organizacional
“Hablar es fácil; hacer es lo difícil” es un dicho popular que también se aplica al desafío de consolidar una cultura organizacional fuerte, donde todos vivan y compartan los mismos valores. Varios artículos anteriores abordaron elementos importantes de la cultura empresarial, cuya lectura recomiendo como introducción al tema aquí tratado (vea, por ejemplo: “El poder de las premisas”, “La importancia crucial de definir valores o principios organizacionales”, “Cultura de excelencia: ¿por qué esa virtud organizacional es tan rara?” y “¿La misión está clara?”). Como complemento, en este artículo recomiendo una herramienta simple, pero que ha demostrado ser muy efectiva para apoyar un esfuerzo coherente de consolidación de la ideología empresarial.
Infelizmente es muy común encontrar en las organizaciones una considerable distancia entre lo que los valores declaran y lo que las personas viven en la práctica. Pienso que eso ocurre no porque la alta dirección sea incompetente sino porque, por un lado, no ha implementado un conjunto coherente de políticas y prácticas específicamente diseñadas con la finalidad de traducir y confirmar los valores en el día a día de trabajo, y también, por otro lado, porque eventuales prácticas contradictorias a los valores no fueron minuciosamente identificadas y erradicadas. Para tal fin, concebí y he utilizado en varias empresas lo que denominé de “matriz de la ideología empresarial”. La figura siguiente provee un ejemplo práctico y revela la estructura de esta matriz:
En las líneas de la matriz están los valores, pues esos son la base fundamental de la cultura organizacional. Las columnas contienen las políticas y prácticas, separadas en dos grupos: coherentes con los valores y contradictorias con los mismos. El color rojo de las “bolitas” de relación indica nuevas políticas y prácticas que deben ser creadas, mientras que las de color negro muestran las ya existentes. Note que en este ejemplo (real), hay muchas bolitas rojas, indicando que, si las nuevas políticas y prácticas no son implementadas, la empresa no contará con suficientes mecanismos que señalen y de hecho confirmen a las personas que los valores son realmente una realidad en la empresa, y no meros discursos o intenciones. Además, la matriz también alerta que si las actuales prácticas contradictorias no son eliminadas, ellas acabarán hablando mucho más alto que cualquier declaración de valor, corriendose el riesgo de colocarlas en total descrédito.
A partir de ahí, es fácil establecer un plan de acciones necesarias y suficientes para consolidar la cultura organizacional en la práctica.
¿Y usted? ¿Qué piensa sobre este tema?
Cualquier comentario será muy bienvenido.
Hasta la próxima edición!
Eduardo C. Moura
[email protected]
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